Camaradas:
Ahora que estamos en el poder municipal, antesala del poder absoluto, es hora de despojarnos de los falsos escrúpulos y de los fingidos arrepentimientos. Las fuerzas contrarrevolucionarias han de sentir el peso del proletariado en pleno exigiendo reparación por siglos de injusticias.
En el camino nada ni nadie nos hará detener, y menos aún unos pocos judíos que han osado protestar ante el fino humor del camarada Guillerminsky Zapatov.
Aunque, por el momento, hemos efectuado una retirada táctica no dándole a Zapatov la concejalía de Cultura, no nos desviaremos un sólo milímetro en el camino conducente a la consecución de nuestros objetivos finales. Mientras, el camarada Zapatov, esperando tan glorioso día, nos deleita con una película suya, muy personal.